Santiago, 17 de julio de 2020.- Cuidar el medioambiente se ha transformado en una necesidad para la humanidad, siendo la educación ambiental uno de las principales herramientas para crear conciencia en las nuevas generaciones, cobrando mayor relevancia cuando esta se comienza a trabajar desde la educación parvularia.

Definir cómo se abordará la temática medioambiental en el aula va a depender de las necesidades del entorno de cada establecimiento, ya que esto permitirá crear experiencias educativas significativas en los estudiantes, así como también, les hará comprender de manera directa los efectos de dichas prácticas. Por ejemplo, si cerca de la escuela existe un basural, se pueden abordar experiencias basadas en el reciclaje, o si  la región está siendo afectada por una sequía, orientar la toma de conciencia respecto al buen uso del agua.

Además, la promoción de una educación ambiental basada en experiencias promueve importantes valores en los niños/as y adolescentes, como la austeridad, la co-responsabilidad, el respeto, la empatía, la solidaridad, la coherencia, entre otros. Lo anterior refleja que gracias a la educación ambiental no sólo se forman seres conscientes de su entorno físico, sino que seres integrales incluso en sus relaciones humanas.

¿Qué debemos considerar a la hora de trabajar la educación ambiental en el aula?  

Para generar experiencias de aprendizajes realmente significativas en esta materia, es necesario considerar los siguientes aspectos:

  1. Generar conciencia y/o sensibilización de un problema: “Cada vez es más frecuente ver islas de plástico en el mar, lo que afecta a los ecosistemas marinos, acabando con su flora y fauna”.
  2. Motivar a los estudiantes a ser actores de cambio: “La muerte de especies marinas por consumo de plástico se puede prevenir si dejamos de consumir objetos con este material, o bien, si lo reciclamos”.
  3. Entregar conocimientos adaptados al nivel de aprendizaje de los alumnos: “Reciclar es importante porque permite reducir los desechos que van al mar”.
  4. Promover la participación: “Si generamos cuadrillas de reciclaje en nuestra escuela, aportamos para cambiar el mundo y salvar a las especies marinas”.

La situación en la que nos encontramos, hace urgente educar a las nuevas generaciones respecto al cuidado del planeta en que vivimos, especialmente enseñando buenas prácticas que les permita ser actores protagónicos de los cambios que el medioambiente necesita.