18 de noviembre de 2019
Hace 4 años que Luisa Troncoso se desempeña como profesora del primer ciclo básico de la Escuela Alexander Graham Bell del Servicio Local de Educación Pública de Barrancas. Durante este tiempo ha llevado a cabo diversos proyectos y métodos de enseñanza que le han permitido ser un gran aporte para el quehacer del establecimiento.
ONG “Voces sin Fronteras”
Para la escuela es importante integrar a los migrantes que van llegando. Una de las formas que detectaron para prestar una ayuda real a los apoderados haitianos, fue organizando un proyecto de clases de español para adultos. A raíz de esta idea surge el proyecto crear la ONG “Voces sin fronteras” liderado por la profesora Luisa Troncoso, quien hace ya 2 años trabaja junto a un grupo de profesores/as voluntarios/as.
Este proyecto además de apoyar a los apoderados del establecimiento también abrió sus puertas para la comunidad haitiana del territorio de Barrancas, que abarca las comunas de Lo Prado, Cerro Navia y Pudahuel. Quienes han sido parte de estas clases de español asisten a la Escuela Alexander Graham Bell todos los sábados de 16.00 a 19.00 horas, y trabajan habilidades básicas que les permitan hablar, escribir, escuchar y leer en español.
“La inclusión no se puede quedar solo en el discurso, debemos hacer algo de manera real. Teníamos que actuar frente a la desventaja en la que se encontraba nuestra comunidad haitiana, porque no poder comunicarte y expresarte es muy frustrante”, señaló Luisa Troncoso, quien una vez que detectó esta problemática comenzó a ocuparse y creó la ONG “Voces sin Fronteras”, consiguió voluntarios y una sala donde hacer clases los sábados. Posteriormente inició el proceso de difusión del proyecto que en un principio contaba con solo 8 estudiantes, pero al pasar unos meses llegaron a ser 105.
Según Luisa, el mejor proceso de difusión que hubo fue el “boca a boca” de los mismos haitianos contándole a otros que existían estas clases, donde además de aprender español, también se sentían considerados y respetados. “Se ha formado un vínculo potente entre profesores y estudiantes, me siento tan bien por ser parte de esto. No espero nada a cambio, sin embargo, lo que recibo es maravilloso porque mis estudiantes me respetan, se preocupan por mí, me dicen “mi profesora” con sentido de pertenencia y cariño. Siento que no estoy haciendo algo extraordinario, porque todas las personas venimos con un propósito al mundo y el mío es entregar lo que mejor hago que es enseñar”, comentó.
El proyecto está cumpliendo sus objetivos, primero porque ha convertido a la Escuela Graham Bell en un establecimiento público abierto a la comunidad, y segundo porque los estudiantes que han terminado el curso han logrado recibir una certificación que demuestra que son capaces de hablar, leer, escribir y entender lo que escuchan es español. El año pasado alrededor de 50 estudiantes se certificaron en la Pontificia Universidad Católica, gracias al convenio que sostuvo con el Servicio Local de Educación Pública de Barrancas. Este convenio no está funcionando este año, sin embargo, la escuela está buscando dónde certificar a los 45 estudiantes que son parte del curso de español para haitianos de la ONG “Voces sin Fronteras”.
Nuevas perspectivas pedagógicas
Luisa Troncoso asegura que ella es tremendamente critica frente a lo que es o debería ser el trabajo docente, hay veces en las que se ha sentido incomprendida, ya que piensa que el profesor no debe ser un formador, sino que un transformador. “Más allá de los contenidos que son muy importantes, más allá de las habilidades que uno pueda desarrollar o potenciar en los estudiantes, creo que hay que trabajar para que los estudiantes sean competitivos, pero no competitivo desde la lógica que se están formando hoy, sino para que tengan competencias que les permitan desenvolverse en todo ámbito, en lo cognitivo y también en lo social para que sepan cómo enfrentarse a las dificultades que se les vayan presentando en la vida. Hay muchos tipos de inteligencia y es necesario trabajarlas todas”, indicó.
Para lograr que sus estudiantes de segundo básico aprendan, Luisa utiliza diversas metodologías y estrategias, les ofrece distintas posibilidades para que ellos decidan el camino que seguirán para llegar a una misma meta. Prefiere utilizar la pedagogía rizomática, que le permite respetar los ritmos y estilos de aprendizaje.
El trabajo colaborativo también ha generado buenos resultados, ya que en una misma clase los niños y niñas que van en un nivel más avanzado pueden reforzando el contenido conjuntamente, mientras que ella paralelamente presta atención personalizada a quienes lo requieran, lo que le permite conocerlos mejor y detectar por qué están aprendiendo más lento.
Finalmente, sobre su modo de ver y relacionarse con los estudiantes, indicó: “tengo muchas expectativas puestas en los niños. Los profesores tenemos que creer en los estudiantes, saber que son capaces de tomar decisiones desde pequeños, por eso en la sala de clases constantemente los invito a organizarse, escoger y no limitarse. Me gusta que todos votemos, opinemos y lleguemos a consenso”.